“Sin mí, el Benfica no volverá a ganar una final europea”.
El club portugués no gana una final europea desde 1962, cuando se llevaron por segunda ocasión consecutiva la vieja Copa de Europa.
La era dorada del Benfica
Guttman aterrizó en 1958 en Portugal para hacerse cargo del Oporto, equipo al que condujo a la victoria del campeonato de Liga 1958/59. Para entonces el entrenador de Budapest ya era reconocido por haber instaurado el 4-2-4, una revolucionaria táctica que sería llevada a la perfección por el arrollador Brasil del 58. El buen trabajo de Guttman en el banquillo portuense no pasó inadvertido para los directivos de su máximo rival, el Benfica, que lo ficharon con el objetivo de recuperar el título de Liga, algo que conseguiría en su primer año.
El equipo portugués se coló en la final de la competición europea después de deshacerse con facilidad del Hearts escocés, del Ujpest, club viejo conocido de Guttman, del Aarhus noruego y del Rapid de Viena. En la final, a disputar en Berna, se enfrentarían al poderoso F.C. Barcelona, que había derrotado al pentacampeón Real Madrid en un intenso y polémico duelo en octavos de final. El cuadro catalán contaba con una temible tripleta húngara formada por Kubala, Kocsic y Czibor, amén del brasileño Evaristo y el gallego Luis Suárez, que acababa de ser galardonado con el Balón de Oro y estaba a punto de emigrar a Italia para vestir la camiseta nerazurri del Inter.
Un 3-2 definitivo envió la Copa camino a Lisboa.
La segunda temporada de Guttman en el Benfica había resultado extraordinaria, sumando a la Copa de Europa ganada en Berna el título de Liga, logrado con cuatro puntos de ventaja sobre el Sporting de Lisboa. El reto para el año siguiente era aún mayor.
Aunque la temporada 1961/62 no fue tan brillante para el Benfica en el campeonato doméstico, finalizando en tercer lugar tras Sporting y Oporto, en la Copa de Europa se volvieron a plantar en la final, donde esperaba un Real Madrid que volvía a su hábitat natural tras el traspié del año anterior.
En el conjunto blanco aún jugaban algunos de los héroes que habían participado en la victoria de las cinco Copas consecutivas (Di Stefano, Puskas, Gento, Santamaría), reforzados con la sangre fresca de Vicente Miera y Luis Del Sol. En el Estadio Olímpico de Amsterdam se iban a enfrentar los dos únicos campeones de Europa hasta el momento: el pentacampeón contra el vigente poseedor del título. La expectación era máxima.
Un definitivo 5-3 enriquecía las vitrinas del club lisboeta con una segunda Copa de Europa. ¡Repetían titulo europeo!
Fue entonces, con el Benfica en el paraíso del fútbol europeo, cuando sucedió lo impensable.
La "maldición"
Las negociaciones de Bela Guttman con el Benfica para prolongar su contrato no llegaron a buen puerto y el técnico decidió marcharse. Parece ser que el club no accedió a las peticiones económicas del entrenador y el diálogo se rompió, propiciando que éste pronunciara su famosa frase: “Sin mí, el Benfica no volverá a ganar una final europea”. En ese momento, nadie tomó en serio dicha frase.
Desde entonces, los lisboetas jugarán la décima final europea después de ganar solo las dos primeras (Copa de Europa, 1961 y 1962) y perder las siguientes cinco finales de la máxima competición continental (1963, 65, 68, 88 y 90), una de la UEFA en 1983 y la última de Europa League ante el Chelsea el año pasado.
En esta ocasión, el Benfica disputará la final de la Europa League ante el Sevilla.
¿Se romperá la maldición?
Nos veremos en otro post.
- Lxs
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