miércoles, 10 de febrero de 2016

Las dos lunas que tuvo el planeta tierra


¿Hubo alguna vez dos lunas iluminando el cielo nocturno de nuestro planeta? 

Es una pregunta bastante curiosa que podría tener como respuesta un sí. Esto claro según un estudio realizado por Erik Asphaug un cientifico planetario de la Universidad de California en Santa Cruz y Martín Jutzi de la Universidad de Berna.

La Tierra tuvo alguna vez dos lunas hasta que una de ellas cometió el error fatal de estrellarse en su hermana mayor.



Esta investigación se basa en la "teoría del gran impacto", según la cual un objeto del tamaño de Marte colisionó con la Tierra en la historia temprana del Sistema Solar y los elementos expulsados se unieron para formar la Luna.

El estudio sugiere que este gigantesco impacto también creó otro objeto, más pequeño, que en un principio compartía órbita con el satélite, pero que hace alrededor de 4.400 millones de años, mucho antes de que hubiese vida en la Tierra, colisionó sobre éste, que quedó cubierto de un lado por una capa de corteza sólida de kilómetros de espesor.

La segunda luna, más pequeña, se habría formado casi al mismo tiempo que nuestro satélite y habría logrado sobrevivir durante apenas un puñado de millones de años, para chocar finalmente contra él y aplastarse, literalmente, contra su superficie.

Como ya explicaron estos investigadores en 2011, en un artículo en Nature, la “colisión lenta” de la Luna con un segundo satélite, más pequeño, podría explicar por qué las dos caras de la Luna son tan diferentes. Según su teoría, ambos satélites se fusionaron en uno solo hace millones de años tras un encuentro que duró varias horas y que dio como resultado la única Luna que podemos ver en la actualidad.

Esa lentitud era relativa ya que ocurrió a más de 8 mil kilómetros por hora, pero esa velocidad es bien escasa para un choque planetario, aclararon los investigadores. Es tan lento que las rocas no se fundieron.

Esto explicaría por qué el lado más cercano de la Luna es relativamente bajo y plano, mientras que la topografía de su cara oculta es alta y montañosa, con una corteza más gruesa

Pero el contraste va mucho más allá de la superficie: La corteza lunar tiene, en la cara oculta del satélite, hasta 50 km. más de espesor que en la cara visible. Lo cual sugiere, según Asphaug, que “algo” aplastó y se deslizó sobre una de las caras de la Luna evitando que su corteza se solidficara, cosa que sí que sucedió en la cara opuesta del satélite.

El de Asphaug y Jutzi no es el primer intento de explicar las diferencias entre las dos caras de la Luna, un misterio que lleva décadas martirizando a los astrónomos y que ahora, por fin, podría haber sido aclarado para siempre.

Por supuesto, se necesitan más datos y comprobaciones para comprobar la exactitud de la teoría. Algo que llegará, sin duda, durante los próximos años.

¿Se imaginan las noches terrestres con dos lunas? Sería un autentico espectáculo.


Hasta el proximo post, gente.

- Lxs


Fuentes: ABC y National Geographic.




0 comentarios:

Publicar un comentario